martes, 31 de marzo de 2009

honor y gloria al ejercito republicano irlandes


BELFAST.- De todas las fuerzas que concurren en el escenario del Ulster, la más veterana e importante es el "Irish Republican Army" (IRA).
El IRA del siglo XVIII eran aquellos "Defenders", "White Boys" y "Hearts of Oak", que actuaron contra el invasor, acudiendo al único recurso que éste les dejaba libre: la violencia. Y se puede reconocer el espíritu del actual IRA en los "Irish Volunteers" de 1779; en los "Right Boys" de 1786; en los "United Irishman" de 1791; en los miembros del movimiento "Joven Irlanda" de 1848; en los "Fenianns" de 1867; en la Hermandad Irlandesa, Voluntarios Irlandeses y Ejército Ciudadano Irlandés, que nacen a principios del presente siglo como respuesta a la creación, por el lider protestante Edward Carson, del ejército secreto "Ulster Volunteers".
En realidad el IRA, tal como hoy lo conocemos, se funda tras los sangrientos sucesos de la Pascua de 1916, y, mas concretamente, a partir de los restos del "Irish Republican Brotherood"; la facción ultranacionalista responsable de aquel alzamiento y cuyos siete jefes fueron pasados por las armas, victimas de la represión británica.
Fuerza admirada y honrada tras la independencia del Sur de Irlanda, que tanto contribuyó a alcanzar; su toma de posición contra quienes admiten la partición del Eire, le lleva a enfrentarse con el recién creado Gobierno de Dublín, que la acabará colocando al margen de la Ley. Pese a ello el Ejército Republicano Irlandés continuará actuando, y su hacha de guerra seguirá en alto mientras las tropas británicas sigan en tierra irlandesa.
El IRA se irá forjando día a día, sufrirá giros y reveses, pero la lucha continuará. Cuando sus miembros salen de la cárcel, muchos vuelven a la organización, pues la vida solo podrá reanudarse cuando Irlanda sea libre, cuando la guerra contra el británico haya finalizado.
La guerrilla católica, cuya popularidad es ahora inmensa, paso por un grave periodo entre enero de 1970 y agosto de 1971, cuando la organización se escindió en dos ramas: Los "oficiales" y los "provisionales". El cisma fue una cuestión de tipo político y generacional.
Los "oficiales", o "rojos", hablaban de negociaciones, de calma, de hacer que todo el entramado de la causa irlandesa pasara por un socialismo de tipo casi marxista, mientras que los "provisionales", o "verdes", exigían la actuación armada inmediata y contundente, sin bandera política alguna; sin más bandera que la de la reunificación de Irlanda.
Hacía ya algún tiempo que las divergencias de criterio, en cuanto a la actuación teórica y práctica, eran notorias en el seno del IRA. Eran tiempos en que todos los grupos que planteaban una lucha del estilo clásico de "Liberación Nacional" se acercaban al marxismo soviético, seducidos por su mensaje, que en el Eire también tenía connotaciones de lucha de clases, amén del apoyo que los soviéticos daban a este tipo de organizaciones. Pero el problema no se planteó desembocadamente hasta enero de 1970, con ocasión del congreso del Sinn Féin, partido del que el IRA es su brazo armado.
Hasta el momento, el Sinn Féin había mantenido las tesis de que no se debía dialogar con el gobierno de Dublín, ni con el de Belfast, ni con el de Londres, por tratarse de tácitos aliados, y más de lo mismo. Ahora bien, una moción solicitaba variar de política y entrar en el juego electoral de Dublín, concluyendo con la doctrina abstencionista.
Sometida a votación esa propuesta, obtuvo la mayoría necesaria de dos tercios, y en vista de ello quienes se habían opuesto a su aprobación abandonaron el Congreso, dando nacimiento, así, al "Sinn Féin"-Auténtico. Otros problemas, esta vez con los supuestos "marxistizantes" terminaron también en roturas y escisiones.
Finalmente quedó el IRA-provisional con su brazo político el Sinn Féin, que primaban la lucha armada por encima de la política, y que es el grupo que conocemos hoy día como IRA, y como Sinn Féin, siendo estos los mayoritarios.
Mientras que por otro lado quedó el IRA-oficial, que tras sufrir ciertos avatares finalmente se convirtió en el INLA (Irish National Liberation Army) y su brazo político el IRSP (Irish Republican Socialist Party), de carácter marxista, conservando la lucha armada, y que actualmente tiene una pequeña implantación, realizando en algunas ocasiones acciones armadas de cierta importancia.
Y finalmente otra sección del IRA-oficial se convirtió en el WP (Werkers Party), que es un partido de izquierda irlandesa.
Las divisiones entre los oficiales y los provisionales, y entre los que continuaron en el Sinn Féin, fueron llevadas a cabo por los mismos protagonistas, ya que la simbiosis entre IRA y el Sinn Féin es bien patente.
La gran mayoría de los actuales jefes del IRA son personas que entraron en la organización de muy jóvenes, con 14 ó 15 años, y que continúan en la lucha durante toda su vida. En muchos casos sus padres y abuelos también fueron del IRA, y ellos supieron recoger la espada que un día liberara a Irlanda de las tropas británicas.
En una entrevista concedida al periodista español José Antonio Sierra, y que fue publicada en 1971 en "El Diario Vasco", Joe Cahill, jefe de los provisionales manifestó:"El IRA-Provisional nunca ha reconocido a los gobiernos de Belfast, Londres o Dublín, ni piensa reconocerlos en el futuro hasta que no se firme un auténtico tratado de paz con la Gran Bretaña, previa condición de la retirada de las tropas británicas de Irlanda y la reunificación del país... El pueblo irlandés continuará la lucha todo el tiempo que sea necesario hasta que no quede un solo soldado británico en Irlanda y consiga la libertad total... y el IRA-provisional entiende por libertad total la consecución de la reunificación de Irlanda y de los diez puntos principales del partido Sinn Féin:1. La nacionalización de la banca y de las principales industrias del país.2. El establecimiento de relaciones comerciales con todos los paises del mundo para diversificar más nuestro comercio exterior y acabar, así, con el monopolio colonial económico de la Gran Bretaña.3. La creación de cooperativas, formadas con las industrias nacionalizadas por el Estado y en las que todos sus trabajadores tendrían acciones.4. La nacionalización y reforma de la enseñanza, para acabar con el clasismo social a través de la educación.
5. La nacionalización del suelo, en las ciudades, para acabar con la especulación actual y programar la construcción masiva de viviendas.
6. La protección de la industria pesquera nacional, vital para la economía del país.
7. El establecimiento gratuito de todos los servicios de sanidad y el perfeccionamiento de la seguridad social.
8. Imposición y enseñanza obligatoria de la lengua irlandesa -idioma nacional- en todas las escuelas, y que gradualmente iría ocupando el lugar que, hoy, tiene la lengua inglesa.
9. Formación de un Parlamento Nacional para gobernar el país, en el que estarían representados los cuatro consejos de la división provincial histórica de Irlanda: Ulster, Connacht, Leinster y Munster.
10. El establecimiento de relaciones diplomáticas con todos los paises del mundo, sin distinción de razas, religiones o sistemas políticos."
El IRA cuenta con un gran apoyo entre la población católica, y cuando uno de sus hombres cae, el calor popular le acompaña. En los entierros los féretros son cubiertos por la bandera verde, blanca y naranja; cientos de personas hacen de escolta con armas y uniformes, gaitas irlandesas emiten antiguas canciones, y miles de personas acompañan al caído al Campo Santo.
La Iglesia Católica ha condenado en algunas ocasiones las acciones del IRA, e incluso ha llegado a excomulgar a algunos de sus comandos. Aunque también es verdad que muchos sacerdotes son miembros del IRA, y que en las cárceles se encuentran arrestados algunos religiosos; pues el derecho a la rebelión, en determinados casos, se halla reconocido por la propia doctrina de la Iglesia, y ese derecho en el Ulster es incuestionable.
El mismo Vaticano no ha reconocido la partición de la isla, y considera a Irlanda como una unidad desde el punto de vista religioso.
El Sinn Féin goza de una gran popularidad, y su poder de convocatoria es enorme. Sus jefes siempre están en la primera línea, y son los encargados de dirigir al movimiento patriótico irlandés.
El líder del Sinn Féin es Gerry Adams, quien cuenta con todo el apoyo del partido. Empezó militando de joven, y sus propuestas le llevaron hace unos años a la dirección del partido. El numero dos es Martin McGuinness, quien también empezó militando en la rama juvenil del movimiento republicano.

fuera rusoso



Antecedentes
El estado obrero húngaro fue más el resultado del avance del Ejército Rojo a la salida de la Segunda Guerra Mundial sobre los países del este de Europa que de la propia actividad revolucionaria de las masas húngaras. De esta manera, a través de un proceso que puede denominarse de revolución pasiva proletaria o de revolución socialista desde arriba, surgió un estado obrero deformado. Esto quiere decir que la expropiación de los capitalistas y terratenientes, llevada adelante por el Ejército Rojo, fue complementada con la formación de una burocracia satélite de Moscú que garantizaría la subordinación de la clase obrera húngara a la burocracia soviética.
De Berlín a Budapest un solo grito: ¡Fuera rusos!
La revolución húngara de 1956 es el punto culminante de una serie de procesos que comienza con la gran huelga general de Berlín Oriental en 1953 y continúa con la insurrección de la ciudad polaca de Poznan el mismo año 1956. Los tres procesos serán salvajemente reprimidos por el ejército ruso. La revolución húngara volverá a poner de relieve dos aspectos centrales: la lucha contra la opresión nacional por parte de los rusos y la lucha por la democracia obrera contra la burocracia stalinista húngara, satélite de la burocracia moscovita. El proceso comienza entre el 21 y 23 de octubre de 1956. Con un profundo odio hacia las tropas rusas como trasfondo, en las fábricas empiezan a surgir las asambleas para discutir problemas de abastecimiento, salariales y de democratización sindical. Los estudiantes secundarios y universitarios empiezan a movilizarse. Los reclamos abarcan desde la supresión de la pena de muerte y el establecimiento de la libertad de prensa hasta la retirada de las tropas soviéticas y la sustitución de Matyas Rakosi por Imre Nagy en la secretaría general del Partido Comunista. Nagy, representante de una corriente reformista nacionalista, hacia fines de octubre forma un nuevo gobierno, que el movimiento de masas considera una conquista. Pero a diferencia de Nagy, preocupado por encausar el proceso en los marcos de una autorreforma del régimen, la clase trabajadora pone todo de si para profundizar el proceso revolucionario. Las movilizaciones de masas, los ataques a los locales del PC, los juicios populares contra dirigentes stalinistas y los ataques contra las tropas rusas convergen en una huelga general insurreccional que conmoverá los cimientos del régimen stalinista. Los consejos obreros se extienden por todo el país y empiezan a tomar funciones de un poder fabril y territorial. Frente a la presión de las masas, Nagy declara el abandono del pacto de Varsovia, que subordinaba Hungría a la URSS. La respuesta rusa no se hace esperar. Nagy será detenido por las tropas rusas, instalándose el gobierno títere de Janos Kadar que, fingiendo estar abierto a negociar con los consejos para atender sus demandas, abre la puerta a la brutal represión del Ejército “Rojo”.
Los consejos obreros y la dualidad de poderes
El desarrollo de los consejos obreros es el elemento subjetivo más avanzado del proceso húngaro. Habiendo surgido como una iniciativa de la burocracia de los sindicatos y de la administración de los complejos industriales para conservar el control sobre los obreros, los consejos son rápidamente transformados en organismos centralizadores de la lucha de masas por el proletariado, que desplaza a los burócratas y elige sus propios representantes. Los delegados obreros de las distintas secciones componían el consejo de fábrica. Éstos se coordinaban a través de consejos de distritos. Así surgirá el Consejo Central del Gran -Budapest, jugando un papel de avanzada ante la ausencia de un organismo de verdadero alcance nacional. Los reclamos de los consejos, además de la reinstalación de Imre Nagy en el gobierno, serán: “retiro de las tropas soviéticas, elecciones mediante escrutinio secreto en base al sistema multipartidario, formación de un gobierno democrático, propiedad realmente socialista de las fábricas y de ninguna manera capitalista, mantenimiento de los consejos obreros, restablecimiento de los sindicatos independientes [...] respeto al derecho de huelga, libertad de prensa, de reunión, de religión, en suma todos los grandes objetivos de la revolución.” [1] Cuando los delegados del Consejo del Gran-Budapest leyeron a Kadar estas reivindicaciones, éste respondió furioso “Entonces lo que ustedes quieren es un contragobierno” [2]. Efectivamente los consejos, haciéndose cargo tanto de la continuidad de las medidas de lucha como de mantener la producción en las fábricas, tendían a aglutinar a toda la Hungría obrera y popular, concentrando todas sus reivindicaciones. Estos organismos de poder obrero son los que Nagy no pudo contener y Kadar se apresuró a aplastar con ayuda de los tanques rusos.
Los consejos y la revolución política contra la burocracia
El surgimiento de la dualidad de poderes planteaba la siguiente alternativa: o el proletariado y las masas oprimidas llevaban el proceso revolucionario hasta el final, barriendo a la burocracia e instaurando la democracia obrera de los consejos; o el núcleo duro de la burocracia del PC húngaro, apoyándose en las bayonetas soviéticas asestaba una derrota a la clase obrera, recrudeciendo el dominio burocrático y a la vez que expropiaba por arriba algunas demandas del movimiento. Finalmente se impuso la segunda alternativa. Sucede que si bien los consejos, en los hechos actuaban como organismos de poder obrero, la estrategia seguida por éstos, en especial por sus delegados, fue la de presionar, primero a Nagy, para que la propia burocracia del PC húngaro realizase las demandas que atentaban contra la existencia misma de la burocracia. Similar actitud se continuó frente al ascenso del gobierno de Kádar, al cual los trabajadores intentaron presionar para que negociara con los rusos la vuelta de Nagy y el retiro de las tropas. De esta manera los consejos quedarían imposibilitados de resolver la dualidad de poderes a favor del proletariado. Este déficit estratégico del gran proceso revolucionario que estamos comentando está directamente relacionado con la inexistencia de un partido revolucionario que se diera una estrategia independiente de todas las fracciones de la burocracia, impulsara la extensión y centralización nacional de los consejos obreros y se planteara la conquista del poder para restablecer la democracia obrera sobre la base de la economía planificada (proceso que Trotsky denominaba de revolución política), con la perspectiva de conquistar una nueva trinchera de la revolución internacional. A pesar de haber sido derrotada, la revolución húngara fue un golpe muy duro para la burocracia moscovita y sus burocracias satélites, que planteó con toda agudeza la justeza del programa elaborado por Trotsky para la URSS (y después de la Segunda Guerra aplicable a los países del mal llamado “bloque socialista”): “... la tarea política principal en la URSS sigue siendo, a pesar de todo, el derrocamiento de la burocracia termidoriana. Cada día añadido a su dominación contribuye a socavar los cimientos de los elementos socialistas de la economía y a aumentar las posibilidades de la restauración capitalista [...] La lucha por la libertad de los sindicatos y los comités de fábrica, por la libertad de reunión y de prensa, se desarrollará en lucha por el renacimiento y regeneración de la democracia soviética [...] La democratización de los soviets es inconcebible sin la legalización de los partidos soviéticos [...] Es imposible realizar este programa sin el derrocamiento de la burocracia que se mantiene por la violencia y la falsificación. Sólo el levantamiento revolucionario victorioso de las masas oprimidas puede regenerar el régimen soviético y asegurar la marcha adelante del socialismo. Sólo el partido de la IV Internacional es capaz de dirigir a las masas soviéticas a la insurrección.” [3] La propia burocracia se encargaría de confirmar a su manera el análisis de Trotsky, pasándose con armas y bagaje a la restauración del capitalismo a fines de los ’80 con el objetivo de transformarse en una nueva clase explotadora. Sólo una serie de derrotas (Hungría ’56, Polonia ’56, Primavera de Praga ’68, Polonia ’80-’81, desvío y derrota de los levantamientos del ’89) lograron abrir este curso abiertamente pro-capitalista contra el movimiento obrero y de masas.

Hoy cuando Hungría después de 40 años de opresión comunista, es víctima de la corrupción partitocrática, creemos que la lucha de los patriotas húngaros todavía no ha concluido y encuentra un espejo en los que murieron hace 50 años.Resulta muy difícil para mi generación expresar como influyó sobre nosotros el 'mito de la revuelta húngara' y el que vivimos de manera más cercana con la 'Primavera de Praga'. Hoy, cuando el comunismo es unánimemente condenado por todos, incluso por los que sirvieron como monaguillos a Stalin, nosotros podemos decir que nunca nos dejamos seducir por sus ínfulas de intelectualidad y su 'método científico'. La rebelión de los patriotas húngaros, nos había vacunado contra el comunismo. hemos recuperado esta canción compuesta y cantado por Leo Valeriano, cuya letra hemos traducido

jueves, 26 de marzo de 2009